sábado, 22 de diciembre de 2012

Las élites económico-políticas e ideológicas, y el ministro Wert como paladín, pretenden debilitar los saberes filosóficos de la enseñanza para impedir cualquier atisbo crítico en la ciudadanía.



No es el primer intento de normativizar el pensamiento único. Con Gobiernos anteriores también se intentó. Pero forzados por la contestación, el anterior secretario de Educación en el primer Gobierno presidido por Zapatero, Alejandro Tiana, tuvo que ceder y mantener la presencia de los saberes filosóficos en la enseñanza. Ahora, el Gobierno del PP y su ministro I. Wert vuelven a intentar reducir la presencia de dichos saberes en un 66 %, eliminando la Educación ético-cívica de 4º de ESO y dejando como optativa la Historia de la Filosofía de 2º de bachillerato. En el borrador de la LOMCE, el saber filosófico como materia común, queda reducido a Filosofía y ciudadanía de 1º de bachillerato.

En un artículo anterior (véase 11-6-12) explicaba cómo la Educación en Europa y en el Estado español, tras los Acuerdos de Lisboa del año 2000 y el plan de Bolonia, se estaba diseñando para cubrir las actuales necesidades del sistema productivo. Pero en el caso español, además, tenemos que sufrir la excepcionalidad de una Ilustración insuficiente que no consiguió superar la presencia de la Iglesia católica en el ámbito del Estado. Al dominio del nacional-catolicismo durante la dictadura, le ha seguido un período marcado por el Concordato que le otorga a la Iglesia católica situaciones de privilegio invadiendo competencias del ámbito público, de los derechos y obligaciones necesarios para regular la vida en común y que son compartidos por toda la ciudadanía. Este ámbito excluye, necesariamente, lo que responde a creencias personales, como son las religiones.

Ambas cuestiones se complementan en la Educación, y más en el borrador de la LOMCE, para conseguir disminuir el sujeto moralmente autónomo que pueda observar la realidad desde la perspectiva crítica que en consecuencia le corresponde. Lo que persigue la LOMCE es seres particulares, microsubjetividades, moralmente heterónomas y alienadas que funcionen como meras mercancías, fuerza de trabajo, al servicio del capital, de los intereses de la oligarquía financiero-empresarial y política. Para ello se fortalece la presencia de la Religión, con su pretensión de colocar fuera del propio ser humano los fines morales (heteronomía), ubicando su realización en un supuesto más allá, a la vez que se hacen desaparecer las asignaturas relacionadas con la dimensión más propiamente humana, aquellas en las que la humanidad es tomada como fin en sí mismo. Nos referimos a la música, a los saberes filosóficos y, también, a los mayores logros que en el terreno del saber científico el ser humano ha podido alcanzar en estos últimos siglos, aunque no siempre con el uso moral adecuado a los fines esenciales del ser humano. Además de las asignaturas de Filosofía y de la Música, también Ciencias del Mundo Contemporáneo desaparece del currículum del bachillerato.

El saber filosófico, desde que surge en la Grecia clásica, estuvo alimentado por dos grandes objetivos: pasión por la verdad y la búsqueda de la felicidad. El análisis y la reflexión teórico-práctica que desde él se formulaba se han enfrentado a una realidad mixtificada a la que, inevitablemente, tenía que interrogar. Frente a esa realidad que se impone y cosifica diluyendo al individuo como mera particularidad heterónoma, el lema kantiano de ¡sapere aude! (¡ten valor de servirte de tu propio entendimiento!) ha sido una incomodidad para el poder establecido, para las élites que han ocupado el lugar privilegiado en las estructuras económicos-sociales y políticas que la sociedad ha configurado en nuestra contemporaneidad. Situar hoy la centralidad del ser humano, de su dignidad, frente al dominio tecnológico y del sistema productivo y el hombre unidimensional resultante (como denunciara Marcuse en los 60 del siglo pasado) conlleva recuperar en un primer plano las preguntas que de él brotan y a él se dirigen en última instancia. Ese es el peligro que las autoridades políticas quieren evitar: que se empiece desde la adolescencia a estimular la reflexión y el interrogante sobre lo que somos o lo que queremos ser, el peligro de ser autónomos, individuos críticos que puedan pensar por sí mismo utilizando la razón.


1 comentario:

  1. Accíón REACCIÓN! Una buena acción no violenta de los compañeros y compañeras de Asturias: http://www.elcomercio.es/videos/asturias/noticias-de-asturias/2046167667001-representante-estudiantil-universidad-oviedo-revienta-acto-altos-cargos-wert.html

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