viernes, 7 de septiembre de 2012

La salida de la Eurozona es una necesidad para que el futuro esté en nuestras manos. Con la errática política del Gobierno, nos hundimos en la crisis.



                                                                            

Mientras se saluda la próxima intervención del Banco Central Europeo en la compra de bonos como una gran noticia, casi nada se habla de las condiciones que la troika (CE, BCE, FMI) impondrá para que estas se materialicen. Las hemos comentado en alguna ocasión y no las vamos a repetir. Pero lo cierto es que esas condiciones vendrán reflejados en un Memorándum de Entendimiento que tendrá que firmar el Gobierno y que endurecerá aún más nuestras precarias condiciones de vida.

¿Es necesaria esa intervención del BCE? El Gobierno sostiene que con ello se reducirá la presión sobre la deuda (la prima de riesgo), bajará el interés de los bonos y facilitará el acceso a los mercados financieros. Y puede ser cierto. Pero lo que no aparece por ningún lado son los estudios serios que indiquen que el ajuste que nos van a imponer (condiciones reflejadas en el Memorándum) facilite la salida de la crisis. La reducción del gasto público limitará aun más la demanda. Y sin demanda y sin gasto público, el dinero que recibirán los bancos por la venta al Estado de los activos tóxicos (y que pagaremos los ciudadanos/as) en el llamado banco “malo”, se destinará a pagar a los bancos alemanes y franceses y a la especulación financiera.  Así de claro aparecía la información en los medios haciéndose eco de las palabras del presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi:

(…)Draghi ha insistido en que no puede hablarse de “rescate blando” porque la compra de bonos estará sujeta a “estrictas condiciones”. El país beneficiario deberá pedir la activación del fondo de rescate de la UE y firmar un memorándum de entendimiento, cuyo cumplimiento será supervisado por el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Con esto proseguimos encerrados en un bucle que se retroalimenta continuamente mientras la población se hunde más en las ya de por sí difíciles condiciones de vida. En líneas generales, el bucle seguiría el siguiente esquema:

1.- Recortes en gasto público, reducción de salarios y subida de impuestos = peor calidad de vida y menos consumo.
2.- Peor calidad de vida y menos consumo  = menos actividad económica y cierre de negocios.
3.- Menos actividad económica y cierre de negocios = más paro y menos recaudación del Estado.
4.- Más paro y menos recaudación del Estado = más déficit.
5.- Más déficit = vuelta al punto 1.

El próximo rescate será, sin duda, un buen balón de oxígeno para la banca alemana y francesa, pues una vez   saneada la banca española con dinero público, podrá devolverles el dinero que pidió prestado durante los años de la burbuja inmobiliaria. Pero no lo será para la ciudadanía, que verá progresivamente empeoradas sus condiciones de vida y trabajo. Y sin demanda interna, no hay salida a la crisis. En estas condiciones, lo más plausibe sería plantearse el abandono de la eurozona y volver a la peseta (u otra moneda). Se trataría de recuperar la soberanía en materia de política económica (hoy en manos de las instituciones europeas) y sobre el Banco de España, que se pudiera deslindar lo que es deuda ilegítima, renunciando a su pago, a la vez que se dispone de una banca pública. Entonces se podrán aplicar medidas de estímulo al crecimiento y la demanda desde la sostenibilidad y la responsabilidad, potenciando una economía circular a partir de los propios recursos.

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