miércoles, 11 de julio de 2012

Los gobiernos se empeñan en eludir la responsabilidad de de los grandes capitalistas y el sector financiero de la economía culpando al gasto público. Estas erráticas políticas de austeridad, profundizadas por el Gobierno de Rajoy, nos hundirán aún más en la recesión.



  
Los gobiernos utilizan a los trabajadores/as de las administraciones públicas, desempleado/as, dependientes y pensionistas como coartada para eludir las responsabilidades adquiridas por el sector financiero de la economía y de los grandes capitalistas que, en los años de crecimiento económico y de la burbuja inmobiliaria, incrementaron sus fortunas notablemente Repiten machaconamente que el Estado no tiene dinero para sostener el gasto y que el cumplimiento de los objetivos del déficit les impide endeudarse.  O sea, en primer lugar, culpan a los objetivos del déficit que ellos mismo han negociado y fijado con las instituciones de la UE, objetivos que podrían no haber establecido desarrollando en su lugar políticas económicas orientadas al crecimiento económico que, a su vez, permitieran aumentar la recaudación impositiva, equilibrando por esa vía las cuentas del Estado.

En segundo lugar, se culpa al Estado del bienestar, a los servicios públicos, de un gasto insostenible. Lo dicen argumentando que su excesivo peso se incrementó alegremente en el pasado y, hoy, no se disponen de los recursos para su mantenimiento. Tampoco es verdad, porque el desarrollo del Estado de bienestar en nuestro país es muy inferior, en términos de PIB por habitante, a la media de la UE-15. Por tanto, no está sobredimensionado, antes al contrario, aún habría que extenderlo bastante más para alcanzar las cotas de los países más avanzados, como es el caso de los países nórdicos. Pero además se olvida que en los años de crecimiento económico, los sectores más pudientes de la población aumentaron espectacularmente sus ganancias; especialmente los muy ricos. El sector financiero de la economía, la banca, los fondos de inversión, las promotoras inmobiliarias y grandes constructoras se enriquecieron especulando con el ladrillo. Los profesionales de la política (del PP, PSOE, CiU y PNV principalmente) y de los negocios, se intercambiaron papeles en un continuo trasvase desde la política a la banca y a las empresas del sector energético, y a la inversa, con sueldos de escándalo. Si alguien vivió por encima del crecimiento real de la economía fueron las personas que se enriquecieron brutalmente y las pertenecientes a ese entramado político y financiero. Por tanto, si las cuentas no cuadran porque los ingresos son insuficientes, es a ese sector al que hay que pedirle responsabilidades, exigirles el esfuerzo impositivo para mantener el gasto público.

En tercer lugar, nos anuncia el Gobierno un recorte de 65.000 millones de euros, que más los 30.000 anteriores, se acercan a la cuantía de los fondos solicitados para el rescate a la banca. Eso es exactamente lo que la troika ha impuesto como condición para otorgar el dinero del rescate: que esa cantidad se reduzca del gasto público. ¿Por qué? Porque además de liberar paulatinamente lo que hasta ahora era espacio público para que la iniciativa privada pueda introducirse (ampliando sectores para hacer negocio, como la sanidad, educación, dependencia…), gracias a esos recortes, el Estado podrá cumplir con los compromisos de pago de intereses de la deuda, de la anterior y de la ahora comprometida con el rescate a la banca. Pero, además, no se olvide, el organismo que finalmente se responsabilizará del dinero prestado a la banca, el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), se nutre de aportaciones de diferentes países. El Estado español tendrá que avalar a este fondo la cantidad de 83.325,9 millones. Esto quiere decir que, finalmente, lo que la banca necesita, saldrá de la reducción de los salarios públicos, desempleados/as, dependientes, pensionistas, usuario/as de los servicios públicos y ciudadanía en general por la subida del IVA.

Se quedaron atrás otras medidas: se procedió a la amnistía fiscal, de manera que los evasores fiscales han podido blanquear el dinero, en bastantes casos obtenido por negocios ilícitos, sin pagar a Hacienda como el resto de los mortales. Pero aún más, sigue defraudándose una cifra de alrededor de 60.000 millones de euros al año. El sindicato de subinspectores de Hacienda elaboró un plan según el cual podría aflorar ese dinero con resultados desde este mismo año (Véase cuadro de arriba). Pero la intencionalidad del Gobierno no parece ser la de que el Estado sea mantenido con los impuestos de todas la personas con ingresos. El mensaje implícito es el  de defrauda, que luego llega la amnistía fiscal. ¿Quiénes se encontrarán entre los que defraudan, entre los que se llevan el dinero a los paraísos fiscales. Seguro que no las personas que viven de su salario.

Los resultados de estas erráticas políticas de austeridad, iniciadas por Zapatero y continuadas empecinadamente por el Gobierno de Rajoy nos hundirán aún más en la crisis. Porque reduciendo la capacidad adquisitiva de las familias por el aumento del IVA, por la reducción salarial de trabajadore/as que cobran del Estado, pensionistas y parados, el consumo caerá drásticamente. Y sin consumo no hay producción. Los ingresos del Estado disminuirán en consecuencia. ¿Y entonces? Vuelta a empezar… y la recesión cada vez será más profunda.

Otras políticas podrían aplicarse si la voluntad de quienes ocupan el poder político fuese otra, si no actuaran en función de los intereses inmediatos de la oligarquía financiera, de las instituciones que, a su servicio, dirigen los destinos europeos.

Para los interesados, cuelgo el enlace del libro “Hay alternativas” de los profesores A. Garzón, J. Torres y V. Navarro.

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