sábado, 24 de marzo de 2012

Las políticas alternativas para Andalucía. IU-LV-CA como referente.




La política dominante, la ejecutada por el bipartidismo dominante (PSOE, PP), sitúa Andalucía a merced de la división internacional del trabajo. Con ella, Andalucía desempeña el papel asignado por las fuerzas que operan en el mercado global y queda sujeta a los vaivenes del capital especulativo. En los últimos 30 años, ello ha estado prácticamente reducido a sol y ladrillo (venido a menos), una agricultura en retroceso y que, incluso, ha alcanzado al modelo desarrollista y productivista de los cultivos bajo plástico. Frente a ella surgen opciones políticas que proponen nuevos modelos de gestión. De entre ellas, destacamos a Izquierda Anticapitalista, EQUO e Izquierda Unida-Los Verdes-Convocatoria por Andalucía. De ellas, la única que realmente tiene opciones de representación institucional e, incluso, de ser una fuerza determinante en la próxima legislatura, es IU-LV-CA.

Tras 30 años de gobiernos del PSOE, las políticas desarrolladas en Andalucía han anulado su potencial identitario y la capacidad de autogobierno, siendo un apéndice más en el diseño político efectuado por los gobiernos centrales y la evolución de los mercados. El resultado hoy es una comunidad que continúa a la cola de la UE-15 en casi todos los indicadores (educación, empleo…) y con un porcentaje importante de su población empobrecida,  una ecorregión esquilmada y saqueada en recursos naturales, económicos y población. Si añadimos a eso las corruptelas y nepotismo generadas después de tantos años en el poder, los deseo de un cambio político están más presentes que nunca entre la población.

Pero los sondeos parecen indicarnos que aunque no obtuviera la mayoría absoluta, el PP será la fuerza más votada. Y entonces, las posibilidades para formar gobierno en la Junta de Andalucía son varias. Izquierda Unida no puede aceptar ningún pacto de gobierno salvo que su candidato, Valderas, sea el presidente de la Junta. Lo demás sería traicionar su programa y el contrato suscrito ante el pueblo andaluz y firmado ante notario. ¿Puede abstenerse en la votación del candidato? Eso le daría la presidencia al candidato del PP, quien probablemente será la fuerza más votada, repitiéndose lo acontecido en Extremadura. No traicionaría su programa (no gobierna), permitiría la deseada limpieza en las administraciones de la Junta y tendría la posibilidad de bloquear los presupuestos y las medidas antisociales a su paso por el parlamento.  Es decir, la pinza con el PSOE, si es que este partido se opusiera a las políticas del PP.  

Pero también podría votar en contra, al igual que el PSOE. Si es así, el bloqueo parlamentario está garantizado y será necesaria la convocatoria de nuevas elecciones. Pero presumo que no hará falta porque el PSOE facilitará el gobierno del PP, mostrando a las claras su sintonía en lo esencial de las políticas que han desarrollado y que preconizan para el futuro de Andalucía.

En consecuencia, a IU le quedan sólo dos opciones si no pacta gobierno ni con PP ni con el PSOE: abstención o voto en contra. Y no puede pactar con otra fuerza política salvo traición a sus principios y electorado, además de que sería percibida como una simple fuerza de apoyo (muleta) que, irremediablemente (como sucedió al PSA,), será condenada a fuerza minoritaria, testimonial o, aún más, extraparlamentaria. A pesar de ello, en algunos sectores de IU se reflexiona sobre lo acontecido tras los años de la mal llamada pinza bajo el liderazgo de Rejón. Suele recordarse el batacazo posterior (pérdida de diputados) como mensaje del electorado en el sentido de que IU debería haber buscado  acuerdos con el PSOE. Este análisis no es correcto, pues posteriormente hubo cierta colaboración y la caída prosiguió. Además, hoy, el electorado es distinto en un buen porcentaje, y las políticas del PSOE son percibidas más marcadamente como neoliberales. Y los movimientos emergentes como el 15-M, muy certeramente, no hacen distingos entre unos y otros. Por tanto, no pueden hacerse análisis simplistas que tengan en cuenta una sola variable.

Queda, por último, la posibilidad de la disolución del parlamento y convocatoria de nuevas elecciones (la salida asturiana). No la creo probable, pero si sucediera, las medidas hasta ahora ocultas por el Gobierno del PP, estarían en vigor y, entonces, los deseos de cambio en el electorado andaluz, podrían virar hacia IU. No sería por tanto, a pesar del hartazgo de la población por la sucesión de elecciones y el gasto que significan, una salida rechazable sin más.               





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