Un apoyo a la
investidura de Griñán sin alcanzar ningún pacto de gobierno, nos retrotraería a
los tiempos de la llamada pinza. En efecto, situados nuevamente en la oposición
y compartida esta con el PP, votando en contra de las leyes que no se ajustan
al programa de IU, y que el PP también votaría en contra, tendríamos el mismo
escenario político con el que Rejón ejerció el liderazgo de IU, con grupo de 20
diputados/as -el máximo hasta ahora conseguido- en 1994. Este previsible escenario
sobre el que algunos dirigentes de IU se han pronunciado favorablemente, es, a
su vez, descartado si la pinza fuese con el PSOE y contra el PP. Es lo que
sucedería si se dejase que Arenas formase gobierno, absteniéndose, como hizo el
grupo parlamentario de IU en Extremadura..
No me queda
claro cuál de ambas posturas sería mejor para que IU fuese determinante en las
políticas que el Gobierno de la Junta
aplicase en Andalucía durante los próximos años. En ambas situaciones proseguirían
las políticas antisociales en marcha y la consiguiente oposición de IU. Por
tanto, ambas abocarían a una legislatura incierta y convulsa. Como añadido, tal
como se ha esgrimido en alguna ocasión, el dificultar la acción de gobierno, si
este es del PSOE, incurriría en el riesgo de que en las siguientes elecciones
el electorado castigara a IU por no haber alcanzado el acuerdo de gobierno. Respondería
que, en principio, el contexto actual es muy diferente del que se produjo hace
20 años: situación política y económica diferente, electorado renovado,
movimientos emergentes como el 15-M para el que los partidos mayoritarios
realizan el mismo tipo de política, etc. Lo mismo que sería demasiado simplista
achacar la caída a 12 diputados (los actuales) de los 20 que se tenían, tras la
pinza, por no haber alcanzado el pacto de gobierno. No obstante, no deja de ser
un elemento para el análisis y que habrá que tenerlo en consideración. Y con
ello entramos en la que a mi juicio sería la mejor opción para IU: no alcanzar
ningún acuerdo de gobierno y votar en contra de los dos candidatos.
IU tiene que
poner sobre la mesa en cualquier negociación el pacto suscrito ante el pueblo
andaluz y firmado ante notario. Esos puntos deben ser inamovibles. Así lo han
expresado ya algunos dirigentes. Si no fuesen aceptados, lo que suponemos que
sucederá, la consecuencia necesaria que podemos deducir es que no habrá pacto
de gobierno. Siendo así, a IU le queda la opción de presentar su propio
candidato, cuestión que sería rechazada. Sobre la mesa entonces quedarían las
pinzas o la disolución del parlamento y la convocatoria de nuevas elecciones.
Para hacerle la pinza al PP, como hemos dicho, basta con abstenerse en la
investidura de Arenas. Para hacérsela al PSOE, IU tendría que votar a favor de
la investidura de Griñán y pasarse a la oposición.
Pero es más
que probable que ni PP ni PSOE acepten una legislatura sometidos a la pinza. Y
la alternativa que les queda a estos partidos es llegar a acuerdos para formar
gobierno. A su favor tienen el que comparten lo sustancial de las políticas a
desarrollar: sumisión a los mercados, aceptación de las decisiones de Bruselas,
salida neoliberal de la crisis, terciarización de la economía andaluza,
aceptación del modelo productivo, inserción en las estructuras
político-militares de Occidente, etc.
Es más, mucho
nos tememos que se utilice el reparto de poder en diferentes comunidades en esa
negociación entre PP y PSOE. Especialmente entre Andalucía y Asturias, aunque
Extremadura también la tengan presente. El PP pretendería gobernar Andalucía
con apoyo del PSOE y a su vez, el PP permitiría el gobierno del PSOE en
Asturias. En las dos comunidades, IU quedaría excluida del reparto de poder. Es
más que probable que, con justificaciones poco convincentes -salvo para el que
no las quiera ver- como que la crisis demanda ese esfuerzo mancomunado, que es
el momento de tener altura de miras y hacer políticas de Estado, y cosas así,
además de demonizar a IU, por supuesto, traten de persuadir, con la complicidad
de los medios de comunicación, (adiós Público, adiós) a la opinión pública de
su necesidad.
IU no debe
tener prisa. Tiene que consultar a las bases informando con claridad de las
alternativas que se presentan, y defender su programa en cualquier negociación.
En ese tiempo se irán produciendo otras informaciones necesarias para que el
pueblo andaluz pueda valorar más acertadamente a los partidos que dicen
representarlo. Los presupuestos generales del Estado se aprobarán y de desde
Bruselas, dirigentes e instituciones de la UE , se pronunciarán sobre la situación económica
española. Los partidos políticos tendrán que decidir entre el dictado de los
mercados, el dictado que responde a los intereses de la oligarquía financiera o
los intereses de los pueblos y del pueblo andaluz. Así, IU podrá señalar con
claridad la defensa del sistema que ambos partidos comparten, los intereses que
defienden, y postularse, una vez más, como la única fuerza política que apuesta
por los sectores desfavorecidos de la población y por otros modelos de
desarrollo, por otro modelo de sociedad.
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