domingo, 1 de junio de 2014

IU tiene su hoja de ruta, Podemos debe continuar la suya… y los movimientos ciudadanos seguir incrementando su presencia en la sociedad.


                                                                             
Reunión de la Coordinadora Andaluza de las Marchas de la Dignidad del 22M (Humilladero, 1-6 2014)  

Dirigentes políticos y analistas de izquierdas se han pronunciado en los últimos días a favor de una confluencia entre la coalición IU y la emergente fuerza política Podemos. Entre los que se han efectuado declaraciones se encuentran los máximos líderes de estas fuerzas políticas. Ambos han dejado abierta la posibilidad de tal confluencia, pero mientras Pablo Iglesias ha señalado como necesaria un previo acercamiento programático y de acción, Cayo Lara ha dejado claro que IU tiene su propia hoja de ruta. Parece que los dos líderes han enfriado un proceso que en otros ámbitos se contemplaba como tarea urgente. Y las últimas noticias también apuntan en esa dirección: Podemos se está centrando estos días en la extensión territorial y consolidación organizativa de sus círculos; IULVCA anuncia un proceso de primarias abiertas para la elección de su candidato a la Junta de Andalucía. Es decir, para ninguno la confluencia entre ambas organizaciones es la tarea a acometer en estos momentos. Y, contra una opinión bastante extendida entre sectores de la izquierda, creo que aciertan ambos.

IU por la Base, corriente que agrupa en Andalucía a la CUT y otros críticos con la dirección, especialmente en lo referente al pacto con el PSOE en el gobierno de la Junta, también se ha pronunciado en contra del proceso de primarias para la elección del candidato a presidir la Junta. Entiende que dicho proceso es innecesario en unos momentos en los que lo que está planteado es el proceso de confluencia de la izquierda, a quien correspondería, una vez alcanzados los acuerdos, la elección del candidato a la presidencia y la formación de candidaturas. IU por la Base entiende también que al proceso de confluencia de la izquierda se tiene que invitar a otros colectivos políticos y movimientos sociales. Y lo demanda con carácter de urgencia. Aquí, a mi juicio, reside el error.

La confluencia entre la izquierda y entre los de abajo, organizados en asociaciones movimientos ciudadanos y en el sindicalismo alternativo, no puede forzarse por una convocatoria impulsada por las dos principales fuerzas políticas, IU y Podemos. La confluencia, o es real, lo cual quiere decir que viene precedida de compartir movilizaciones y propuestas en prácticamente todos los terrenos, o es simplemente un mero artificio formal que sume colectivos políticos con vistas a un resultado electoral (supuestamente mejor). Si lo que está planteándose en estos momentos entre los que claman la unidad es esto último, se obtendrían varias consecuencias negativas para el proceso de empoderamiento ciudadano:

En primer lugar, los colectivos y movimientos ciudadanos tiene una dinámica propia de extensión y movilizaciones que no puede supeditarse a la agenda electoral. Es en estas movilizaciones donde tiene que producirse la confluencia real entre los de abajo. Y esto tiene que visualizarse en el apoyo comprometido, entre otras, con la marea verde (y las demás), con el movimiento antidesahucios o la coordinadora de las marchas de la dignidad 22M, donde no está claro el compromiso por parte de todas las fuerzas políticas.

En segundo lugar, lo que ha supuesto Podemos, su potencial de crecimiento político, no puede verse frenado en operaciones artificiales. IU por la Base acierta en señalar de dónde tiene que surgir el proyecto para el cambio político y la renovación social, pero esto se tiene que jugar en un proceso donde todas las partes desarrollen sus potencialidades, y ahí no caben las urgencias. Hoy por hoy no se ven límites a la expansión de Podemos; antes al contrario, está sorprendiendo su crecimiento exponencial y la capacidad para integrar personas indignadas que difícilmente se incorporarían a alguna de las fuerzas políticas hasta ahora existentes. Un pacto entre fuerzas políticas en estos momentos sería imponer un corsé a este proyecto ilusionante y del que va a depender, en buena medida, la vía político-institucional para hacer real el poder del pueblo.

En consecuencia, para un futuro inmediato, lo deseable es que cada fuerza diseñe y continúe con sus propios planes de crecimiento. Y los movimientos ciudadanos sigan cada uno de ellos con sus movilizaciones propias, así como, coordinados en el 22M, con las movilizaciones anunciadas para finales de junio y el otoño. Es en ese proceso de empoderamiento donde tiene que producirse la confluencia real que, más adelante, también podría dar lugar a la participación electoral conjunta.


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