lunes, 18 de junio de 2012

Syriza no consiguió ganar las elecciones griegas, pero sí abrió un camino de esperanza para los pueblos de Europa. IULV-CA tiene un referente del que aprender y corregir la deriva emprendida en Andalucía.



El entusiasmo que despertó la posibilidad real de que Syriza ganara las elecciones, de que por primera vez una fuerza política contraria a las políticas impulsadas por la troika (CE, BCE, FMI) y a las que se adhieren la mayoría de los Estados europeos en un servilismo sin precedentes al sector financiero de la economía, se transformó pronto en decepción al no haber conseguido el objetivo por los 2,77 puntos en que fue superada por los conservadores de ND. Esta fuerza política y el PASOK (tildada de socioliberal), ambas partidarias del memorándum firmado con las instituciones europeas, podrían formar gobierno al obtener la mayoría absoluta. Pero que nadie se lleve a engaño: esta mayoría (162 escaños de 300 de los que tiene el parlamento heleno) se debe al plus (bonus) de 50 diputados que se le otorga a la fuerza más votada, lo cual no quiere decir que entre ambas hayan conseguido mayoría de votos. El 55 % de los votos se han destinado a fuerzas que se oponen al memorándum. A pesar de ser fuerzas políticas muy heterogéneas -y algunas diametralmente opuestas-, parecen mostrar que la sociedad griega está mayormente inclinada al rechazo de las imposiciones de Bruselas.

Las medidas contempladas en el “memorándum de entendimiento”, como todas las decisiones tomadas por la troika, están en la misma vía del intento de salir de la crisis del capitalismo devaluando la fuerza de trabajo, tanto directamente como indirectamente a través del desmantelamiento del Estado del bienestar (salario diferido), liberando en consecuencia los recursos financieros para iniciar un nuevo ciclo del capital. Pero esto no deja de ser más que un espejismo, porque la precariedad y el empobrecimiento de las clases trabajadoras impedirá la capacidad adquisitiva necesaria para que el consumo de bienes permita la expansión del capital. En esas condiciones, cualesquiera de los brotes verdes que pudieran vislumbrarse en un futuro, se secarán más pronto que tarde, dejando tras sí un panorama desolador para los pueblos europeos. Evidentemente, todo ello se producirá si no hay un radical cambio de orientación en el diseño económico político de lo que debe ser la Europa de los pueblos.

Por ello, el rechazo al neoliberalismo y las políticas de austeridad que se impulsan desde las instituciones europeas ha sido y es la decidida apuesta de Syriza. Y no es una apuesta que se dilucidaba únicamente en estas elecciones. Esto explica la diferente actitud mostrada por el joven dirigente de Syriza, Tsipras, con la manifestada decepción sufrida por quienes esperaban el triunfo electoral. También otras voces, que han estado activamente presentes en las movilizaciones de las clases trabajadoras griegas, habían advertido que el calado de los que se está dilucidando es tan profundo que afecta a la estructuración social impuesta por la oligarquía financiera; y que conseguir una mayoría de votos no es suficiente para los cambios que se reclaman. Las elecciones son un paso más, y necesario. Pero no es suficiente si no va fortalecido por el movimiento de base que puede operar estos cambios y darle consistencia. El triunfo electoral podrá llegar en las próximas elecciones, pero desde Syriza como desde Antartsia, el KKE o el movimiento libertario griego, se sabe que el cambio social se articula en la sociedad civil, canalizando de manera constante y sostenida las protestas contra los recortes, empobrecimiento y pérdida de derechos, fortaleciendo el movimiento asociativo y formas alternativas de intercambio y comunicación; en definitiva, construyendo la hegemonía cultural y política contra el neoliberalismo que pueda plasmarse, también, en las instituciones políticas.

Este escenario abierto por Syriza puede señalar el camino a fuerzas políticas  que, aunque hermanadas en el parlamento europeo en el mismo grupo parlamentario, el PIE, viven hoy una deriva que mal se compadece con lo que ha sido su trayectoria. Nos referimos a IULV-CA. Izquierda Unida en Andalucía alcanzó un notable ascenso porque en ella se veía la fuerza política que podría frenar la ofensiva neoliberal que el PSOE y el PP (como PASOK y ND)  aplicaban y aplican en el conjunto del Estado. En buena lógica, ese camino emprendido y la apertura de la coalición a otras fuerzas y movimientos (como hizo Syriza), proyectaría a la coalición a consolidarse como la alternativa que el pueblo andaluz necesita para romper el dominio neoliberal impuesto por estos partidos (y CiU, PNV en sus respectivas comunidades). Sin embargo, inexplicablemente, alcanzaron un acuerdo de gobierno con el PSOE y se disponen a continuar aplicando las recetas que tanto combatieron y contra las que se pronunció un importante sector de la población andaluza. No entendieron lo que precisamente ha sido la clave del éxito de Syriza. Como recuerda en el diario digital Püblico el profesor de Sociología en la U. Autónoma de Barcelona, J. Antentas: “La clave de su éxito es que aparece como una formación “distinta” e inmaculada frente a los recortes a la que no se le puede reprochar haber colaborado con el infame PASOK ni gobernar con él en regiones o municipios aplicando políticas de recortes”. Eso es lo que buena parte del pueblo andaluz y de las bases de IU esperaban de ella. Aún están a tiempo de rectificar y recoger la antorcha de esperanza que Syriza y el pueblo griego han levantado contra la Europa de los mercaderes, de la especulación financiera.

2 comentarios:

  1. El resultado de este partido, Syriza, es sorprendente porque la presión de los medios de comunicación ha sido enorme, generando miedo.
    Y ya sabemos que el miedo puede prácticamente con todo.
    Esto demuestra que si la gente quiere puede superar a los medios de comunicación, a las transnacionales y al mundo financiero.

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    1. En efecto, la firmeza mostrada por el electorado de Syriza es admirable. Recuerda –si me permites el tuteo- lo sucedido en nuestro país cuando se celebró el referéndum OTAN: bastó la amenazante intervención de F. González la noche anterior a la jornada de reflexión, amenazando con el caos si no salía el sí, para que los indecisos y personas que tenían decidido votar que no, cambiaran su intención de voto. Ya sabes lo que pasó: unos sondeos a favor del no se convirtieron en unas horas en una aplastante derrota. En Grecia, probablemente, no haya sido más del 2 % el que haya sucumbido a la presión de las instituciones y de los medios de comunicación. Lo que pasa es que ese 2 % que dejó de votar a Syriza ha sido decisivo para que, finalmente, ND ganara las elecciones. Pero lo importante es la consolidación del proyecto Syriza, pues el pueblo griego necesitará durante tiempo continuar con la resistencia frente a las políticas impuestas por Bruselas.

      Syriza marca un camino interesante y válido también para nosotros. Un saludo.

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