Los procesos municipalistas que
se están generando, tras el pionero Guanyem Barcelona, con el objetivo de
conquistar los ayuntamientos para ponerlos al servicio de la ciudadanía, se
extienden por varias de las principales ciudades de diferentes comunidades autónomas.
La perspectiva de una ruptura con el modelo de ciudad al servicio de las élites
y los intereses desarrollistas se vislumbra como algo más que una posibilidad y
que podría ser una realidad en las próximas elecciones municipales.
En efecto, se pueden ganar
algunas ciudades, y si es ese el objetivo, será necesario que se constituyan
agrupaciones de electores (apoyadas por el 1% del censo de cada municipio)
surgidas de una confluencia real y con un programa elaborado participativamente
por la ciudadanía. A los movimientos ciudadanos y municipalistas que están
impulsando el proceso, se tendrían que unir las fuerzas políticas que se oponen
al neoliberalismo, pero participando sus miembros individualmente en estas
plataformas. Sin embargo, si se pretende que estos procesos de confluencia
ciudadana alcancen el nivel de representación institucional (diputaciones y
parlamentos autonómicos) y mediática que los sitúen en las mejores condiciones
para que en las elecciones generales (legislativas) se pueda poner fin al
régimen del 78, el bipartidismo borbónico, la fórmula de las plataformas
Ganemos (o con otros nombres) en las principales ciudades, se rebela
insuficiente.
Es insuficiente por varios
motivos: las agrupaciones de electores no computan conjuntamente para optar a
los diputados provinciales que son elegidos según la representación obtenida en
los partidos judiciales. Lo cual no sería importante si la presencia de
agrupaciones de electores en una misma provincia no fuese significativa. Pero
si estas agrupaciones continúan expandiéndose por municipios de la misma
provincia, se perdería la posibilidad de tener la presencia institucional y
mediática que les correspondería. Y tampoco puede establecerse legalmente una
coalición de agrupaciones de electores. Por lo mismo, tampoco pueden ser una
fórmula válida para las elecciones autonómicas (tendría que ser una agrupación
de electores diferente a las que se constituyan en los municipios).
Si entonces se planteara como
fórmula, una vez descartada la coalición de partidos, como así han planteado
algunas fuerzas políticas implicadas y movimientos ciudadanos, no parece quedar
mejor opción que las plataformas Ganemos, constituidas autónomamente, sean
formalmente presentadas e incorporen la marca de una fuerza política. Hoy por
hoy, la fuerza emergente que concita las mismas sensibilidades de las
plataformas Ganemos, no es otra que Podemos. Y es la fuerza política que puede
optar a que en las próximas generales (noviembre
del 15) la ciudadanía indignada desplace del poder a las fuerzas del régimen
del 78.
Pero una propuesta de que las
plataformas Ganemos se presenten bajo el paraguas de Podemos es difícil que sea
asumida. El primer obstáculo sería planteado por las otras fuerzas políticas
-como IU-, que no van a aceptar el apoyo a unas plataformas que se presentan
con la marca de Podemos. Y también, la reticencia de algunas personas
involucradas en los procesos de Ganemos. En este caso, si no se pueden superar
estos obstáculos, no quedará más remedio que se configuren como agrupaciones de
electores que actúan reducidas al propio municipio. Las elecciones autonómicas se
presentarían entonces como un proceso diferente, que aún pudiendo estar sujeto
a otro tipo de confluencias (separaciones e integraciones posibles –CUT, EQUO...-), probablemente abordarán por separado las principales fuerzas políticas antineoliberales. Pero por todo ello, habremos
perdido una oportunidad inmejorable.
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