lunes, 22 de septiembre de 2014

Algunas razones para que las plataformas “Ganemos” participen bajo el paraguas de una marca política. Podemos se presenta como la alternativa con mayores garantías de éxito.



Los procesos municipalistas que se están generando, tras el pionero Guanyem Barcelona, con el objetivo de conquistar los ayuntamientos para ponerlos al servicio de la ciudadanía, se extienden por varias de las principales ciudades de diferentes comunidades autónomas. La perspectiva de una ruptura con el modelo de ciudad al servicio de las élites y los intereses desarrollistas se vislumbra como algo más que una posibilidad y que podría ser una realidad en las próximas elecciones municipales.

En efecto, se pueden ganar algunas ciudades, y si es ese el objetivo, será necesario que se constituyan agrupaciones de electores (apoyadas por el 1% del censo de cada municipio) surgidas de una confluencia real y con un programa elaborado participativamente por la ciudadanía. A los movimientos ciudadanos y municipalistas que están impulsando el proceso, se tendrían que unir las fuerzas políticas que se oponen al neoliberalismo, pero participando sus miembros individualmente en estas plataformas. Sin embargo, si se pretende que estos procesos de confluencia ciudadana alcancen el nivel de representación institucional (diputaciones y parlamentos autonómicos) y mediática que los sitúen en las mejores condiciones para que en las elecciones generales (legislativas) se pueda poner fin al régimen del 78, el bipartidismo borbónico, la fórmula de las plataformas Ganemos (o con otros nombres) en las principales ciudades, se rebela insuficiente.

Es insuficiente por varios motivos: las agrupaciones de electores no computan conjuntamente para optar a los diputados provinciales que son elegidos según la representación obtenida en los partidos judiciales. Lo cual no sería importante si la presencia de agrupaciones de electores en una misma provincia no fuese significativa. Pero si estas agrupaciones continúan expandiéndose por municipios de la misma provincia, se perdería la posibilidad de tener la presencia institucional y mediática que les correspondería. Y tampoco puede establecerse legalmente una coalición de agrupaciones de electores. Por lo mismo, tampoco pueden ser una fórmula válida para las elecciones autonómicas (tendría que ser una agrupación de electores diferente a las que se constituyan en los municipios).

Si entonces se planteara como fórmula, una vez descartada la coalición de partidos, como así han planteado algunas fuerzas políticas implicadas y movimientos ciudadanos, no parece quedar mejor opción que las plataformas Ganemos, constituidas autónomamente, sean formalmente presentadas e incorporen la marca de una fuerza política. Hoy por hoy, la fuerza emergente que concita las mismas sensibilidades de las plataformas Ganemos, no es otra que Podemos. Y es la fuerza política que puede optar  a que en las próximas generales (noviembre del 15) la ciudadanía indignada desplace del poder a las fuerzas del régimen del 78.

Pero una propuesta de que las plataformas Ganemos se presenten bajo el paraguas de Podemos es difícil que sea asumida. El primer obstáculo sería planteado por las otras fuerzas políticas -como IU-, que no van a aceptar el apoyo a unas plataformas que se presentan con la marca de Podemos. Y también, la reticencia de algunas personas involucradas en los procesos de Ganemos. En este caso, si no se pueden superar estos obstáculos, no quedará más remedio que se configuren como agrupaciones de electores que actúan reducidas al propio municipio. Las elecciones autonómicas se presentarían entonces como un proceso diferente, que aún pudiendo estar sujeto a otro tipo de confluencias (separaciones e integraciones posibles –CUT, EQUO...-), probablemente abordarán por separado las principales fuerzas políticas antineoliberales. Pero por todo ello, habremos perdido una oportunidad inmejorable.